martes, 8 de noviembre de 2011

Sobre la metodología de enseñanza

" Las exigencias colectivas educan especialmente a los que en ella participan. La personalidad ocupa un nuevo lugar formativo; no es objeto de influencia educacional, sino que es llevada por el sujeto. En tanto, el individuo se convierte en sujeto nada más cuando expresa sus intereses a la colectividad".
Anton Makarenko


El que escribe estas lineas no posee grandes conocimientos acerca de pedagogía o metodología de la enseñanza, pero me avala una dilatada trayectoria como estudiante que, al menos parcialmente, me ofrece cierta legitimidad para enjuiciar las formas convencionales practicadas comúnmente en los centros de estudio, que en pocas ocasiones son cuestionadas, y prácticamente nunca sustituidas por otras que partan de postulados diferentes.

A mi juicio, las viejas formas de enseñanza han muerto, o al menos, deberían haberlo hecho ya lustros. Es demasiado común entre la masa del estudiantado cierto '' síndrome doineliano'' que, como en probablemente la obra magna de Truffaut, ''Les 400 coups'', no sin cierta justificación les hace correr despavoridos ante el temor a los docentes debido a la amenaza, no ya de un castigo físico, sino del largo tedio que supone aguantar esas clases magistrales que no son capaces de despertar el mas mínimo interés en el educando, y que en su amplia mayoría, tienen escasos resultados desde el punto de vista de adquisición del conocimiento.
La cuestión de la educación y la pedagogía parece tener un fuerte potencial cinematográfico, especialmente cuando se aborda desde una perspectiva crítica. Desde la ya citada ''Les 400 coups'' hasta ''El club de los poetas muertos'', pasando por la inglesa ''la soledad del corredor de fondo'', muestran con toda su crudeza cuan perniciosa puede resultar para un individuo en proceso de formación, el verse sometido a los añejos dogmas y prejuicios pedagógicos de las ''viejas escuelas'' y sus métodos.

A este respecto, me gustaría ofrecer algunos apuntes breves acerca de las tesis pedagógicas que constituyeron uno de los principales hitos en dicha disciplina, desarrolladas en la primera mitad del siglo XX por el ucraniano Antón Makarenko, que abordó desde una perspectiva netamente crítica la metodología de la enseñanza de la sociedad burguesa imperante hasta entonces.

Con los campos y ciudades aún humeantes por la pólvora de los cañones, un joven Antón Makareno era encargado por el poder soviético el dirigir una pequeña colonia de delincuentes juveniles en la Ucrania liberada. Sin apenas recursos e infraestructuras de cualquier tipo, Makarenko se enfrentaba, no sin dudas y vacilaciones, a la ardua tarea de construir el denominado hombre nuevo a partir de, tal como diría el guerrillero argentino, la juventud como arcilla fundamental, y del respeto, la disciplina y la responsabilidad colectiva como torno en el cual dar forma a su obra.

El mismo Makarenko se mostraba fuertemente crítico con esos procedimientos que identificaba como propios de la sociedad capitalista, indicando que el medio natural del proceso de aprendizaje es el colectivo:
La educación en la sociedad burguesa se reduce a individualizar la personalidad, a que cada persona se adapte a lucha por la existencia, y es completamente natural que a este individuo se le inculquen cualidades necesarias para sostener esta lucha: picardía y diplomacia para enfrentarse con la vida, luchar aisladamente, ser un luchador independiente por su propia existencia. Por eso no debemos de extrañarnos lo mas mínimo que la vieja escuela, y en cualquier escuela burguesa, se enseñe este complejo de dependencias del hombre, necesarias en la sociedad burguesa, cadena de dependencias completamente distinta de la que el hombre experimenta en nuestro país. (Antón Makarenko – Problemas de la educación escolar soviética)


Makarenko situa entonces el trabajo individual, el ''ser un luchador independiente por su propia existencia'', frente a la idea de que el individuo solo es sujeto cuando se expresa dentro de la colectividad:
¿Que es la colectividad? No es simplemente un conjunto, un grupo de individuos que colaboran mutuamente, como enseñaban los paidólogos. La colectividad es un complejo de individuos que tienen un fin determinado, están organizados y poseen organismos colectivos. (...) Incluso cuando los compañeros se encuentran en condiciones análogas, forman juntos, cumpliendo funciones aproximadamente iguales, no les une una simple amistad, sino los lazos de la responsabilidad común por el trabajo, por su participación común en la labor de la colectividad. (Antón Makarenko – Problemas de la educación escolar soviética.)


Cabe destacar también la concepción del trabajo como parte consustancial de la educación. Lejos quedan de la pedagogía de Makarenko la educación exclusivamente teórica o la formación libresca propia de las ''viejas escuelas'', apostando por el trabajo creador en el que cada individuo, como parte integrante de una colectividad, desarrolle un sentimiento de compañerismo. El trabajo, además de permitir la aparición de una conciencia colectiva, permite al individuo someterse a una disciplina consciente y fortifica su voluntad, de manera que crea cualidades y propiedades cualitativamente nuevas.

En definitiva, esas son las mismas problemáticas que nos encontramos en la actualidad en el ámbito educativo, especialmente en la fase universitaria. ¿Hay sitio para aquellos que desde la heterodoxia consciente, tratan de aplicar metodologías y prácticas alejadas a las imperantes? ¿Son válidas y eficaces desde el punto de vista de la enseñanza este tipo de procedimientos? ¿Que virtudes y debilidades guardan? Son preguntas de difícil respuesta, las cuales quizás queden al menos parcialmente respondidas a lo largo del presente cuatrimestre.